
Héctor Abad Faciolince, en su critica hacia la televisión, la condena como “inculta, frívola y hasta imbecil”; “pues cuanto mas vacuo sea un programa mas éxito tendrá”; concluyendo así que las gentes de hoy se dejan absorber y hasta manipular por la televisión peligrando las energías de los intelectuales, al contrario de la gente ignorante que al fin al cabo algo aprenden de esa vacía televisión. Pero mirando la televisión desde otro punto de vista, se puede decir: la televisión es un medio de expresión que despierta en el televidente reacciones emotivas en vez de concepciones “racionales e ideológicas”; y que a su vez brinda al usuario solo lo que el quiere ver, para entretenerlo y amenizar su tiempo ante el televisor; esto lo hace jugando con nuestros sentidos y haciendo de lo que vemos algo fascinante y espectacular.
Pero no necesariamente este juego de los sentidos, es ocioso y mal intencionado ni tampoco roba las energías intelectuales como afirma Abad Faciolince; pues, la televisión se puede aprovechar desde un punto de vista formativo e instructivo, tomando de ella lo que nos favorezca para nuestro crecimiento intelectual. Apagar la televisión? No, no es necesario hacer eso por que como dije anteriormente los intelectuales tomamos de ella su lado formativo y aparte, su lado “inculto, frívolo e imbecil” puede llegar a ser objeto de estudio para los comunicadores sociales, que en nuestra necesidad de analizar los medios de comunicación podemos sacar cosas positivas de esa vacía televisión, poniendo en debate sus ventajas y desventajas, que para empezar una ventaja de esa vacía televisión es que a fin de cuentas, entretiene, ameniza, emociona y crea sentimientos de solidaridad, y hospitalidad, con lo televidentes de nuestro país.
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