viernes, 21 de agosto de 2009
LA GALLINA DEGOLLADA
La gallina degollada
Cuento acomodado para Ejercicio de retentiva
Cuento original de Horacio Quiroga
Nacieron 5 hijos frutos del amor que se tenían un amor que traspasaba fronteras con disgustos con agravios pero una fuerza implacable.
A pesar de que lo tenían todo pareciese como si la desgracia o quizá una maldición hubiera posado sobre ellos.
Nació el primero de sus hijos una hermosa criatura, que durante su primer año de vida creció bello y radiante siendo la esperanza y felicidad de sus padres; de pronto una noche sucumbió en unos terribles ataques que lo dejaron completamente desvalido e idiota. Hubo una tristeza y desilusión muy grande en Berta y Mazzini, los padres del ahora irreversiblemente un idiota; irreversible así se los manifestó el medico que con sumo cuidado y profesionalismo examinó el pequeño.
-señor Mazzini, es un caso irreversible, su hijo aprendera si acaso a caminar pero sera un completo idiota-
- ¿Qué le pasó a mi hijo doctor? Que enfermedad tiene?- preguntó Mazzini desconsolado.
- No lo se señor, podriamos atribuirlo a la herencia por parte de su abuelo paterno o quizá haya tenido que ver que a su madre un pulmón no le funciona bien?
El dolor de ver el fracaso de su primer hijo los llevó a un segundo intento, naciendo otro hermoso y sano varoncito que en el mismo año de vida y en las mismas circunstancias presentó el mismo mal del primero, quedando este también completamente idiota.
Ahora Berta y Mazzini estaban mas tristes y desesperados que nunca, sentian que su amor y su sangre estaban malditos no entendian su extraña desendencia, pero su juventud llena de vigor y esperanza; el 28 años y ella con 22 los llevo a engendrar una nueva desendencia naciendo esta vez mellizos, que uno tras otro quedaron igualmente idiotas como los dos primeros.
Así fueron cuatro los hijos odiotas de Berta y Mazzini, cuatro torpes e inútiles niños que con dificultad aprendieron a caminar y solo sabian imitar el ruido del tren. Sentados chorreando baba en el banco del patio de su casa crecieron poco a poco los cuatro, y mientras crecian ellos y su idiotez, tambien crecia el abandono de su madre quien casi los tenian en el completo olvido.
Pasaron tres años, y con esos tres años Berta y Mazzini creyeron haber terminado con su desendencia podrida y deseaban fervientemente otro hijo, deseaban como ancias tener un hijo como cualquier otro, un hijo normal; se peleaban, discutian se hechaban la culpa el uno al otro por el fracaso de sus cuatro hijos, pero cuando se reconciliaban lo hacían con todas sus ganas, muriendo de ganas de tener otro hijo. fue así como llegó Bertita una hermosa niña, quien pasó sus primero dos años de vida sin que nada raro le sucediera, sin embargo sus padres siempre esperaban triste y dolorosamente que la tragedia llegará.
Bertita cumplió cuatro años siendo una hermosa y sana mujercita, el día de su cumpleaños un exceso de dulces le produjo una terrible indigestión que la llevo a la cama, siendo esto el motivo de la angustia y preocupación mas grande que sus padres habían tenido en esos últimos cuatro años. Mientras la consentida niña reposaba en su cama sin modular ni una silaba, su madre la miraba angustiada temiendo lo peor para su mas presiado tesoro; en ese instante entro Mazzini con pasos de elefante como acostumbraba hacerlo, sin percatarse de que podia interrumpir el intocable sueño de su amada hija.
- podría, entrar sin hacer tanto ruido!!- dijo Berta con la cara enrojecida y un gran gesto de rabia.
- Si, perdón!! Ya! Lo olvide, se acabo- contesto Mazzini un tanto ofuscado.
- Si!! Pues no creo que lo hayas olvidado lo que eres es un brusco- respondió Berta poniendo problema.
- Eso es lo que yo pienso de ti, tísica! – esta vez ya Mazzini estaba realmente enfadado.
- Que!! Que fue lo que dijiste.
- No nada! No dije nada.
- Claro que si, mira no se lo que dijiste, pero yo si te digo que prefiero cualquier cosa a tener un padre como el que has tenido tu.
Esta vez Mazzini explotó y no pudo contener su gran disgusto.
- si claro víbora tísica pero yo no tengo un pulmón roto, por tu culpa fue que nuestros hijos nacieron idiotas-
Un gemido de Bertita los cayo, la niña despertó aliviada y sin ningún dolor, ese fue el motivo mas grande para que sus padres sintieran un gran alivio y también fue el motivo para una reconciliación, que tuvo la misma fuerza de la discunción pero esta vez con mucho amor.
El dia siguiente era radiante y esplendido, todos estaban contentos en casa, menos los cuatros idiotas olvidados en el banco del patio, sucios, descuidados, babosos y sin la mas mínima muestra de amor. Ellos no estaban felices porque para ellos la vida era todos los días igual. Monótona y triste. Encerrados en aquel patio como unos animales.
Berta ordenó a la criada que tomara una gallina del huerto y la matara para hacer un sancocho en el almuerzo, y festejar la recuperación de su niña. Efectivamente la criada fue al huerto y tomo la gallina la llevo a la cocina y se puso en la tarea de degollarla para proceder a desangrarla y luego prepararla en un delicioso sancocho. cuando estaba degollando la gallina sintió que alguien le repiraba casi en el cuello y cuando voltea ve a ocho ojos encima mirando aterrados lo que ella estaba haciendo con la gallina, la criada de inmediato llamó a Berta – señora! Señora! Mire estos niños se metieron aquí, saquelos, saquelos!, al instante llego Berta y a punto de empujones y pescozones los saco de la cocina y fueron a dar al mismo banco de siempre.
Horas después el sancocho estuvo listo todos, comieron y disfrutaron y después de estar satisfechos salieron Berta, Mazzini y Bertita al campo a darse un agradable paseo, cuando iban llegando Bertita se adelanto a la casa, cansada del paseo y de toda una tarde de sobreprotección de sus padres, mientras la niña se adelanto Berta y Mazzini se quedarón saludando a sus vecinos, entre tanto Bertita , se fue hasta el patio queriendo hacer travesuras, y tomo un ladrillo para subirse en un muro, ella no se había percatado de que ocho ojos la estaban observando y cuando intentaba poner el pie en el ladrillo para bajarse de allí los cuatro la agarrarón de los dos pies y la tomaron en sus manos, Bertita gritaba - ¡mamá, mamá, ay mamá-
Estando al frente de la casa Mazzini, creyó escuchar que la niña llamaba e inquieto entro en la casa para ver que estaba haciendo la niña, - ¡Bertita, hija! - llamó Mazzini a la niña, -¡Bertita, mi vida, donde estas!- se desespero al ver que la niña no le contestaba, entre tanto Berta quien ya había escuchado los gritos de Mazzini llamando a la niña se empezó a preocupar, y también entro a la casa, subio a su alcoba y dejó el sombrero; Mazzini ya estaba mas que alterado, y se acercaba a la cocina a ver si Bertita estaba allí, la puerta de la cocina estaba entre abierta y en el piso Mazzini logró ver un mar de sangre, abrió la puerta de un solo golpe y solo se escucho un grito, - ¡ay mi niña!- en ese momento llegó Berta pero Mazzini le dijo con la voz quebrantada -¡no entres Berta, por favor, no entres!
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